Bart Ramakers nació en Bélgica en 1963, cerca de Maaseik, el lugar de nacimiento de los hermanos Van Eyck. Bajo la influencia de su padre, amante del arte, absorbe todo lo que encuentra en la biblioteca del pueblo sobre pintura, historia, tipografía e imprenta. A los doce empezó a escribir e ilustrar cuentos antes de matricularse en la escuela de arte. Más tarde, aprendió trucos gráficos en la academia de Maasmechelen, incluida la técnica del grabado. Al mismo tiempo, descubre con la Sinfonía Fantástica, Fausto, Boris Godounov, Otelo, La consagración de la primavera y Lady McBeth… un paisaje sonoro y narrativo que armoniza a la perfección con sus dibujos. Es en todas estas obras de arte donde se encuentra la fuente de la obra de Bart Ramakers, que tiene como ingredientes principales la narrativa y la pictórica de la música y la pintura barrocas y románticas. En la década de 1970, tomó un curso de historia en la Universidad de Lovaina. Su propia producción artística consistía entonces únicamente en dibujos en blanco y negro y tiras cómicas. Su primera exposición de dibujos en Lovaina fue un éxito tal que se vendieron todas las obras. Bajo la influencia de Rubens o Manara, el desnudo femenino ya era en ese momento un elemento importante en su obra. En veinte años y dos matrimonios, Bart Ramakers ha hecho carrera en comunicación y marketing. Paralelamente, nutrió sus temas artísticos, película tras ópera, historieta tras novela, viaje tras viaje, hasta que en 2009 inició su propia carrera artística. En el corazón del trabajo de Bart Ramakers hay mitos, fábulas y leyendas clásicos, coloreados en una perspectiva contemporánea, imbuidos de sentimientos humanos desgarradores, pasión y traición, amor y odio, envidia y celos... En Bart, las mujeres/humanos son derrocadas , por una ironía sarcástica. La moral cristiana del sufrimiento y la culpa se transforma en un relato de alegría y generosidad, donde abundan las referencias a la historia del arte.